Ayer fue cumpleaños de Pilar, mi maestra preferida en la primaria.
Mi amiga. La mujer que más ha influido en mi vida profesional.
Recuerdo aquellos tiempos en que yo tenía 9 años y ella era lo máximo para mí.
Recuerdo aquel cumpleaños que le celebramos en el salón, los regalos que fuimos a comprarle un día antes por la tarde.
Recuerdo sus sonrisas, sus abrazos, esa manera tan única en que me decía "mi niña".
Recuerdo ese estilo tan suyo para comprometerme a darlo todo, a no rendirme, a superar todas las metas.
Recuerdo su mirada llena de orgullo, su sonrisa de entusiasmo, en la ceremonia de fin de cursos en quinto grado, cuando recibí la bandera. Sé, aunque ella a mí no me lo dijo nunca, cuánto peleo porque se hiciera justicia y no me quitaran ese lugar.
Así era ella, comprometida, incansable luchadora, excelente maestra, firme y dulce a la vez.
La tengo en mí pese a los casi 20 años de no vernos. Pese a los miles de kilómetros que nos separan. Pese al silencio que a veces nos alcanza. Porque el cariño y la memoria son más fuertes que cualquier obstáculo.
Pilar fue, es y será siempre parte importante de mi ser y de mi vida.
Hoy recuerdo tu cumpleaños y me uno a la celebración, porque sé que allá, del otro lado del continente, las alegrías, los abrazos, los regalos y el amor se hacen presente. Y yo quiero estar junto a ti, como cada año he estado desde que te conocí.
¡Feliz cumpleaños Pilar! Recuerda siempre lo mucho que te quiero y recibe un abrazo fuerte.
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