No se trata sólo de que esta ciudad me guste. Yo soy esta ciudad. A veces pienso que ya estaba aquí cuando Rómulo y Remo fueron amamantados por la loba, que siempre he estado aquí. Lo siento en lo más hondo. Estuve aquí con Calígula y con Constantino, estuve aquí con Pedro, con los Médicis y con Miguel Angel, los toqué, los conocí. (Thomas Gifford, "Assassini")
sábado, febrero 23, 2008
Ayer, hoy y siempre
miércoles, febrero 20, 2008
Timing
Resulta que el lunes coincidí con Driana en el messenger, y la conversación empezó a profundizar a tal punto que una llamada telefónica era indispensable. Hay momentos en que las palabras escritas no dan lo suficiente, pero sí un tono de voz, una pausa en una frase, la acentuación de aquella palabra en particular. Decidí cometer la "imprudencia" de marcarle y fue una conversación extensa, detallada, profunda, una de esas ocasiones que se hubieran disfrutado aún más con una taza de café de por medio (aunque las doce de la noche no parezca una buena hora para tomar café).
Algo que siempre me ha sorprendido es cómo todo se da en el momento justo. Después de meses de no coincidir para llamadas telefónicas, repentinamente, se acomodó el universo y pasamos casi dos horas compartiendo muchas cosas.
MariCarmen dice que no hay caSUalidades, sino caUSalidades... El caso es que las conexiones entre la gente tienen un poder tremendo. Muchas veces, cuando escribo estas líneas, las siento sólo para mí, pero en situaciones como las del lunes, cuando otro lee lo que posteo y se ve reflejado en ello... vamos, hay otras perspectivas. Aunque a veces todo se encamine al mismo paraje.
Driana tiene razón, hay momentos, conversaciones, situaciones que DEBEN SER COMPARTIDOS CON LAS AMIGAS. No hay vuelta de hoja. Cuando hablamos con los demás en cierto sentido nos estamos hablando a nosotros mismos, y al escucharnos (interna y verbalmente) vamos atando cabos, re/descubriendo(nos?), ampliando el campo de visión. Eso es enriquecedor. Lo mismo que escuchar a quien está frente a ti, que con lo que comparte te permite descubrir nuevos tesoros enterrados.
Ya lo he dicho antes, admiro la capacidad que Driana tiene para leerme entre líneas y para poner en palabras aquello que sin demasiada coherencia anda dando vueltas en mi interior. La gran mayoría de las veces no podría ser más acertada. Tal vez Driana no lo sepa, pero la comprensión de mí misma que a través de sus palabras he podido lograr, es una experiencia que no tenía desde hace mucho tiempo.
Esa noche dijimos ambas muchas cosas, muy importantes gran parte de ellas. Si hubiera de quedarme con una sola frase sería su "¿qué pasa?", con todo lo que la entonación transmitía. ¿Puede una frase ponerte a descubierto a la vez que te abriga? Seguro que sí, aquel repetido "¿Qué pasa, Pat?" tiene ese poder.
Porque después de todo, descubrí que sí pasa(ba) algo. Y todo tiene que ver con la mayor incoherencia: un momento justo en el instante inadecuado. No, pensándolo bien no fue así. Fue el momento justo en una situación inadecuada. Es increíble el poder que pueden tener las palabras, tanto las que se dicen como las que se callan. Y especialmente, la facilidad que tienen para remover recuerdos, conciencias, viejas cicatrices...
El universo conspira para que las cosa se den como y cuando deben ser. Tal vez después de todo aquel sábado, no era el momento adecuado para compartir ciertas historias, aunque exista la confianza, a pesar del deseo de ser honesta... A veces una puerta abierta, en realidad logra cerrar otras.
Driana y yo hablamos de las decisiones que hay que tomar a lo largo de la vida y de la influencia que llegan a tener esas opciones. Hablábamos, especialmente, de cómo elegimos mantener a ciertas personas a nuestro lado. Y eso, claro, me llevó a pensar en dos relaciones importantes de mi vida, ambas de años de duración. Una amiga que repentinamente "me robaron", y que cuando volvió nunca más supe quién era en realidad; el tiempo fue pasando y aunque los recuerdos son muchos, el día a día continuó distanciándonos.... de a poco a poco, casi sin darnos cuenta, tan al punto que a veces pienso que ella ni siquiera lo sabe. La otra, la amiga que me conocía mejor que yo misma, la que a pesar de la distancia estaba siempre a mi lado, la que repentinamente se encerró en un silencio abismal del que no ha salido, o al que yo no he sabido entrar, a la que me da miedo perder, a quien muchas veces siento que ya he perdido pero espero reencontrar algún día.
Gracias Driana, gracias Eréndira. Porque cada palabra, cada silencio, cada interrogación, cada mirada, cada coincidir, fue en el momento preciso.
domingo, febrero 17, 2008
Aquellos que se han ido
sábado, febrero 16, 2008
Guadalajara, Guadalajara...
jueves, febrero 14, 2008
San Valentín
sábado, febrero 09, 2008
Todos los caminos ...
No quiero entrar en clichés ni en lecciones de historia acerca de la importancia y trascendencia de la construcción de caminos en el Imperio Romano. Lo que me interesa realmente es el camino en sí.
Supongo que los constructores de hace dos milenios nunca se imaginaron que su trabajo sobreviviría tanto tiempo, que hoy, podríamos aún sentir bajo la suela del zapato la redondez de la piedra y andar los pasos que valorosos soldados y acomodados comerciantes transitaron con anterioridad.
Si bien un camino va, igual regresa a su origen. Diría una amiga mía, es de ida y vuelta.
A veces, los detalles del día a día son que los que me recuerdan que lo importante es andar el camino. Mis senderos de hoy fueron allanados por alguien que los recorrió antes, que quitó los escombros, que los preparó para mi paso. Y creo que a mí me toca continuar esa labor.
Hoy vi una foto de una calle, con flechas pintadas en el piso indicando un doble sentido. Y pensé que así precisamente es como funciona la vida, al menos mi vida.
No hace mucho me desperté pensando en una persona importante de mi pasado, alguien que dejó huella en mi interior y me llevó en gran medida, a ser hoy la que soy. Supongo que ella jamás comprenderá lo que hizo en/por mí. Así como quizá yo jamás entenderé lo que puedo dejar sin darme en cuenta en otros.
Reflexiones
Entre todo lo que es posible decir en una conversación (amigos, amores, expectativas, la asamblea del Día de la bandera, el arte, la poesía, los estilos de vida, Dios....) salieron dos cuestiones que me hacen pensar.
MariCarmen me dijo: "Qué bueno es lo normal". Y aunque no me lo había planteado así, concuerdo totalmente. Qué bendición es el día a día, así como esperamos, las rutinas que dan seguridad, la gente que queremos junto a nosotros, la confianza de que con estirar la mano encontraremos lo que buscamos. Me encanta no ser famosa, poder salir a la calle y perderme entre la multitud sin que nadie se preocupe por el sitio al que voy o por lo que debo hacer; que maravilla sentarse en la banca de un parque y ver jugar a los niños, caminar por la orilla del mar dejando que las olas mojen mis pies, tomar un café con mis amigas mientras hablamos toda la tarde de cuanta cosa sea posible compartir... Eso es un verdadero regalo, lo cotidiano, lo que nos hace ser.
Recuerdo que una vez le dije a Avelina, quien vive en otro país desde hace mucho tiempo, "lo que más extraño son esas pequeñas cosas que ya no puedo hacer contigo y que daban continuidad a nuestra historia, lo del día a día".
Sin querer sonar a los múltiples mensajitos que circulan a gran escala por internet, me cuestiono cuánto dejamos pasar en un día normal, por anhelar lo excepcional. Alguien a quien conozco siempre decía que se sentía muy agradecido por su cama, porque tenía un lugar cómodo para dormir. ¿Cuántas veces me habré sentido agradecida por mi cama, o por una silla, por la mesa del comedor, por el agua caliente saliendo de la regadera...? Y sin embargo, son los milagros diarios de la cotidianeidad.
Volviendo a la conversación, comentábamos de los estilos de vida, de aquello que se está dispuesto a dar, a entregar. Y en un momento dado, ella hablaba de la vocación, de aquello que alguna vez hizo, pero que ahora ya no está segura de querer brindar. Le cuestioné entonces si la vocación se acaba. No encontramos respuesta satisfactoria.
Eso de la vocación se me hace un tema complicado. Supongo que hay más aspectos involucrados que el mero hecho de amar tanto algo que se esté dispuesto a darlo todo. Lo que sí creo es que los intereses y las pasiones cambian con el tiempo. ¿Implica eso un cambio de vocación o debo entonces entender que realmente no era vocación?
Vocación o no, he aprendido que no es bueno ir contra nosotros mismos. Me gusta pensar en ciclos, etapas. Tal vez no sea la respuesta. No se es siempre la misma persona, y conforme nos enriquecemos y aprendemos vamos valorando las cosas de diversas maneras, vamos mesurando (o ampliando, por qué no) nuestros apasionamientos, descartado opciones que ya no llenan nuestras expectativas, lo que era respuesta y certeza pierde su valor, aparecen caminos nuevos... ¿Debemos permanecer estáticos cuando el mundo gira y nos lleva a la renovación? No lo creo.
Y entonces, ¿la vocación? Supongo que hemos nacido para algo, ese gusto irá buscando la manera de hacerse presente, tal vez de diversa manera que en épocas anteriores. ¿Acaso tomará vacaciones una vocación? ¿Muere con el tiempo? Estoy abierta a las respuestas.
martes, febrero 05, 2008
Fe de "Ratas"
La vida palpitaba por doquier a su alrededor, en el ruido, en
el color, en la sensacíón de que el tiempo corría atrás y adelante, pasado y
presente en uno solo. Lo pagano y lo cristiano estaban tan ligados que las
diferencias resultaban irrelevantes. (Thomas Gifford,
"Assassini").
lunes, febrero 04, 2008
Manitas
sábado, febrero 02, 2008
Y sin embargo...
viernes, febrero 01, 2008
Rome y demás detalles
Regalos como ese son los que descubren detalles de las demás personas. A mí me hace pensar en lo cuidadosa que es ella y en el tiempo que dedica a planear un regalo. No es el paquete de películas, es el hecho de que elegiera algo que a mí me gustara. Y eso toca mi corazón.
El paquete incluía otros recuerditos de sus vacaciones, y una hermosísima tarjeta con una fecha que no publicaré, pero que nos pone a ambas una sonrisa. Esas barajas y el separador de libros, recién lo hablamos anoche, son una de esas conexiones entre nosotras, o quizá sería más preciso decir, un claro ejemplo de las acertadas intuiciones y lecturas entre líneas que tan bien hace Driana conmigo.
Pero sea lo que sea, lo que realmente importa es el cariño, la amistad, pensar en la otra persona e imaginar su rostro sonriente al recibir el envío.
Gracias, Driana, por cada uno de los detalles. Por recordarme que sabes quién soy. Algunas ocasiones, con mucha más precisión de lo habitual, tocas el punto exacto en el momento preciso. Esta fue una de esas ocasiones.
Todo comienza en Roma
Cierto, han estado antes los egipcios, los griegos, los babilonios.... pero para mí Roma es el inicio. La perseverancia cuesta, bien dicen que Roma no se construyó en un día, pero con el tiempo ¡qué imperio llegó a ser! Y Roma siempre será grandiosa. Con sus aciertos y sus errores, su brutalidad, su crecimiento, sus lazos con todos y su propia identidad. Cada cual anda sus caminos, cruza sus puentes. Los romanos, a través de los siglos y las huellas, habitan en mí.
La Roma de ayer y la Roma de hoy en una perfecta amalgama, el reedificamiento sobre sí misma... ¿cómo no amarla siendo tan parecida a mí?
Por eso, Roma es el inicio, siempre.