Desde ayer he estado pensando en esas personas que ya no están más en mi vida, aquellos que por una u otra razón se han marchado.
Mi mamá dice que soy una persona de temporadas, no son esas sus palabras precisas pero así es más claro. A veces creo que tiene razón.
Vacié para releer la cajita donde tengo guardadas numerosas tarjetas y notitas recibidas mucho tiempo atrás. Recuerdos de aquellos momentos compartidos con la gente que se quiere. Y no es que me asustara, pero sí se movió algo en mí al descubrir la cantidad de personas que ya no forman parte del día a día. Algunas que se fueron porque era lo mejor para ellas, otras de quienes yo misma decidí alejarme, unas más con las que no supe a ciencia cierta cómo fue que se agrandó la distancia.
Cada una de ellas fue importante en su momento, dejó algo en mí, me hizo crecer o aprender algo. Tal vez, simplemente, lo que no debía o quería ser. Pero a fin de cuentas, son parte mi historia.
¿A dónde habrán ido? ¿Qué será hoy de ellas? ¿Mi paso por su camino fue benéfico? No son respuestas que esté en mis manos responder.
No espero mantener junto a mí a todo mundo todo el tiempo. Sería imposible y poco adecuado, el descubrimiento, el crecimiento, los diversos puntos de vista van llevando a cada persona hacia ciertos parajes. Es sólo que hoy, pensé en cómo sería mi vida si algunos de ellos no se hubiesen marchado.
La verdad es que este fin de semana, no sé bien por qué, pero ha sido de remembranzas. En parte por la conversación de ayer con Eréndira, en parte porque sí (chulada de motivo, lo sé). Suerte y bendiciones a esos que no están. Abrazos y bendiciones a los que están a mi lado aún. Y que sepa aprovechar la presencia de cada uno de los que están junto a mí por si algún día han de marcharse.
Será que a veces hay que sincerarse con uno mismo, pese a todo, y aceptar las realidades, dejar de pelear con los fantasmas y asumir las ausencias. Crecer a pesar de todo, y quizá, por qué no, dejar salir alguna lágrima que ayude a recuperar el equilibrio.
Pensar en los viejos, actuales y futuros caminos. Volver sobre los pasos. Re/direccionarse.
Todo tiene sus motivos, creo en ello. Sólo que a veces, cierta mano, cierto abrazo, cierta palabra se echa de menos, más, mucho más de lo ordinario. Hoy es uno de esos días.
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